Las aventuras de Huckleberry Finn. El gran Gatsby. De ratones y hombres. El señor de las moscas. El guardián entre el centeno. 1984. El corazón de las tinieblas. La odisea.
Estas son las novelas que los estudiantes de secundaria tradicionalmente han leído y estudiado en las clases de lectoescritura en los E.E.U.U.. ¿Cuál es el problema? Que la mayoría de estos clásicos reflejan un solo punto de vista: el de un autor masculino blanco.
Pero eso está empezando a cambiar. En los últimos años, cada vez más educadores han empezado a ampliar la lista de libros que enseñan en clase, así como a abordar los clásicos con un ojo más crítico. Están desafiando a sus estudiantes a que se planteen preguntas profundas y significativas sobre las novelas que leen, incluyendo las historias que están incluidas y las que están excluidas.
El cambio se produce en un esfuerzo para que las escuelas sean más equitativas, inclusivas y receptivas a los estudiantes de todos los orígenes, particularmente con poblaciones de estudiantes que son más diversas que nunca. Al actualizar la lista tradicional de lectura de la escuela secundaria, los estudiantes de color tienen por fin la oportunidad de leer y analizar historias que reflejan sus vidas, historias y culturas, algo que históricamente ha faltado pero que puede contribuir en gran medida a su participación en el aula.
Es un paso importante para los estudiantes de color, ya que les ayuda a cultivar su identidad, desarrollar sus habilidades lingüísticas, involucrar su intelecto y perfeccionar su capacidad de pensamiento crítico, dice Gholdy Muhammad, autora del libro Cultivating Genius: An Equity Framework for Culturally and Historically Responsive Literacy. (Cultivando la genialidad: una estructura de equidad para la alfabetización cultural e históricamente receptiva) (enlace en inglés).
Las investigaciones han demostrado que los planes de estudio culturalmente abiertos que afirman las identidades culturales, de género y raciales de los estudiantes tienen un impacto positivo en los resultados de los estudiantes. Un estudio de Stanford, en el que se comparaba a los estudiantes en situación de riesgo que habían tomado una clase de estudios étnicos con los que no lo habían hecho, descubrió que las calificaciones y la asistencia de los estudiantes de la clase de estudios étnicos habían subido. Y en un estudio de la Marquette University sobre textos culturalmente relevantes, los investigadores descubrieron que la comprensión lectora y el reconocimiento de palabras mejoraron más para los estudiantes que leían textos culturalmente relevantes, en comparación con los estudiantes que no leían esos textos o solo lo hacían ocasionalmente.
“Antes de desarrollar habilidades de lectoescritura, como la decodificación, la fluidez, la comprensión, la escritura o cualquier otro estándar de aprendizaje de contenidos, los estudiantes deben verse a sí mismos de forma auténtica en el aprendizaje”, explica Muhammad.
Pero los estudiantes de color no son los únicos que se benefician de ello. La lectura de libros más diversos abre los ojos de todos los estudiantes a más de una perspectiva, permitiéndoles navegar mejor por nuestro mundo globalizado.
“La literatura es una plataforma para plantearse los problemas, las preguntas y las tensiones que están presentes en el mundo real”, dice Tricia Ebarvia, profesora de literatura en la escuela secundaria Conestoga de Berwyn, Pensilvania. “¿Cómo se trata a las personas con experiencias y perspectivas diferentes? Enseñarles las habilidades necesarias para navegar por esas tensiones es una experiencia muy valiosa”.
Ebarvia, junto a sus compañeras maestras, Lorena German, la Dra. Kimberly N. Parker y Julia E. Torres, fundaron un movimiento creciente llamado #DisruptTexts (#Alterenlostextos). Iniciado en Twitter y conformado con alrededor de 10.000 autores, educadores y padres, #DisruptTexts anima a los maestros a reflexionar sobre cuestiones de equidad e inclusión en los libros que eligen para leer y enseñar en la escuela. Incluye una conversación continua en Twitter, así como guías (en inglés) para los maestros.
Los maestros deben familiarizarse con los libros nuevos, adoptar nuevos enfoques en la literatura… y autoevaluar sus prejuicios y suposiciones personales.
Ebarvia ha visto a sus estudiantes crecer gracias a la lectura, el debate y la inclusión de libros como Cuestión de justicia: La lucha por los olvidados de la justicia en Estados Unidos, de Bryan Stevenson, que explora la desigualdad en el sistema judicial y The Marrow Thieves (Los ladrones de médula, enlace en inglés) una novela distópica de Cherie Dimaline, miembro de la Nación Metis de la Bahía de Georgia, una comunidad indígena de Ontario, Canadá. Los estudiantes han sido capaces de relacionar estos libros con temas actuales de sus vidas, como el movimiento Black Lives Matter, el cambio climático y la pandemia del Covid-19.
Los libros que leen los estudiantes pueden tener un impacto profundo. Rudine Sims Bishop, (enlace en inglés) profesora emérita de la Ohio State University, escribió que los libros pueden ser ventanas y puertas corredizas para los niños, sumergiéndolos en mundos fantásticos, imaginativos o simplemente diferentes. Los libros también pueden ser un espejo que refleje sus vidas y experiencias. Los estudiantes se benefician al tener ambos tipos de libros, no solo uno o el otro.
Actualizando las listas de lectura y cómo se enseñan los clásicos
Por supuesto, la actualización del plan de estudios es un proceso complejo y difícil que no sucede de la noche a la mañana. Los maestros, de los cuales cerca del 80 por ciento son blancos, (enlace en inglés) deben familiarizarse con los libros nuevos, adoptar nuevos enfoques en la literatura, abandonar los antiguos enfoques y autoevaluar sus prejuicios y suposiciones personales. Los maestros bien intencionados pueden creer que basta con añadir una novela de un autor de color para cumplir con los requisitos, pero también tienen que pensar en cómo y por qué se enseñan determinadas novelas y cómo encajan en el plan de estudios.
Y eso es más fácil decirlo que hacerlo. Los maestros tienden a enseñar los libros que conocen y estudiaron ellos mismos cuando eran estudiantes o que les han transmitido otros maestros de su escuela. También pueden sentirse reacios o incómodos al abordar sus propios prejuicios. Los críticos también temen que los estudiantes de secundaria dejen de estudiar los clásicos más queridos, que se cambien por libros “menos importantes” o que el plan de estudios sea menos exigente. En un artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal, (enlace en inglés) Meghan Cox Gurdon citaba una escuela que decidió no enseñar La odisea de Homero ese año. “Se está llevando a cabo un esfuerzo sostenido para negarles a los niños el acceso a la literatura”, escribió.
Según Ebarvia, esa es una caracterización equivocada de sus esfuerzos. Por un lado, no están pidiendo que se les prohíba o se les quite ningún libro a los estudiantes. Además, los chicos siguen leyendo y analizando rigurosamente las obras de John Steinbeck, William Shakespeare y Nathaniel Hawthorne, pero pueden plantear preguntas diferentes y cuestionar el texto a través de una lente más crítica.
Por ejemplo, cuando la Dra. Sarah Zerwin, profesora de literatura en una escuela secundaria de Boulder, Colorado, enseña El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald, no solo les pide a los estudiantes que discutan el tema del “sueño americano” de la novela, como se suele hacer. También les pide que analicen los personajes y los relatos representados en la novela. Piensa en el personaje de Daisy, el interés amoroso. ¿Está bien representada? ¿Y las personas de color? ¿Están incluidas? ¿Por qué no? ¿Es la novela una representación completa del sueño americano? ¿El sueño americano de quién?
“Podemos hacer esas preguntas y deberíamos hacerlas”, dice Zerwin. “Se convierte en una lectura mucho más interesante para los estudiantes cuando se hace eso”.
En lugar de preocuparse de que los estudiantes se estén perdiendo de algo si no leen ciertos libros, una de las preguntas que deberían plantearse los estudiantes, profesores, administradores y padres es: ¿De qué se están perdiendo los estudiantes cuando no leen e incluyen literatura de autores de color? “No sabes lo que no sabes porque no te lo han enseñado”, dice Ebarvia.
Puntos clave
Puede que tus hijos no lean los mismos libros que tú leíste cuando estudiabas o los que esperabas que leyeran, y eso está bien. Tienen la oportunidad de leer una selección de libros más inclusiva, se les está retando a pensar de forma más crítica sobre la literatura y se les está exponiendo a libros que no solo reflejan sus experiencias, sino que también abren una ventana a una variedad de perspectivas.
Si tienes curiosidad por saber si los maestros de tu hijo están eligiendo libros más diversos, pide la lista de libros de lectura de la clase. ¿Qué libros están leyendo los estudiantes? ¿Cómo fueron seleccionados? ¿Por qué fueron seleccionados? ¿Se complementan con cuentos, películas, artículos de opinión o ensayos? Y si todos los libros del plan de estudios son predominantemente de autores masculinos blancos, los padres pueden preguntar si eso va a cambiar y cuándo. Los padres pueden iniciar una conversación con el maestro sobre los objetivos de aprendizaje de los estudiantes y el papel que desempeñarán los libros elegidos.